sábado, enero 06, 2018

2018, los proyectos, La Nueva Era y la conciencia.

Cada cambio de año, no necesariamente implica un cambio en todas las personas, ya que el secreto, si me permiten llamarlo así, implica un cambio de conciencia.


El cambio de conciencia significa encender luces que antes estaban apagadas, prender una linterna e iluminar un camino.



Es saber la verdad a la luz de nuevos ojos, pero no literalmente, sino desde el Ser. 



Buda dice que descubrir el Ser es acabar con el sufrimiento. 



El sufrimiento es la consecuencia del dolor continuo, que se hace crónico y nuestro cuerpo se transforma en nuestro inconsciente negativo y actúa como un caballo salvaje.



La mente dice una cosa, pero el cuerpo, acostumbrado a ser fustigado por sentimientos negativos, hace lo que quiere. 



En definitiva, no estamos alineados. 



La frase dice: Los ojos en el cielo, el corazón en el horizonte, y los pies en la tierra. En definitiva, hay que ser coherente. Lo que pensamos, con lo que decimos, con lo que hacemos. Sino, vienen las contradicciones y como consecuencia de ello, algunas enfermedades, tanto físicas como mentales.



Cuando empecé a escribir, en mi segunda etapa, la de adulto, un amigo allegado a cuestiones espirituales me dijo que se trataba de una limpieza Kármica.



Me pareció muy elevado el pensamiento, pero tenía razón. Los Karmas acumulados salen de diferentes maneras. Escribir es una de las tantas. Practicar y dar clase de aikido es otra. Y hay muchas.



Lo cierto es que las formas arraigadas que nos traen consecuencias negativas, que parten del subconsciente, las podemos modificar, pero solo reconociéndolas. 



La sombra de lo guardado en el subconsciente, se transforma en verdad, a la luz de la Consciencia.


Y si reconocemos esa verdad, para el caso de que lo sea, como una actitud negativa, haremos lo posible por modificarla. 


Si no lo hacemos, seguiremos con el patrón negativo hasta el final de nuestros días. Por más que desde el afuera queramos mostrarnos diferentes, el interior no se va a modificar, por lo que seguiremos sufriendo.


Si no nos damos cuenta del daño que nos infringimos, seguramente alguien nos tiene que abrir los ojos.

Si alguien nos lo dice y no lo queremos ver, seguramente necesitaremos un ejercicio de conciencia mas profundo, que nos saque de la necedad, de ser necios.


Releyendo mis libros, en particular, El Manuscrito, del cual repasé la historia a través del guión, me resultó increíble la cantidad de mensajes cifrados que contiene. 



Mi subconsciente creó personajes que reflejan actitudes propias y ajenas, que estaban en mi realidad y me costaba reconocerlas.



Aprendí que las actitudes humanas ajenas, son un reflejo de nuestras pensamientos inconscientes. Tanto para ver cuestiones negativas nuestras, como positivas.



La conclusión: todos los que pasan en nuestra vida, son nuestros maestros. Nos enseñan en que nos estamos equivocando y cuando estamos actuando bien. En especial, en relación a nosotros mismos.



Hablando de La Nueva Era, como explico en el prólogo, no es casual el nombre del título, ya que mas allá de los procesos históricos, espirituales o astrológicas, todas las personas tienen una Nueva Era, una posibilidad de reinventarse y ser mejor persona que antes. Si antes lo era y cometía errores, en la nueva etapa la idea es cometer menos y ser lo mas justo posible.



La idea es ser feliz, ser uno mismo, primero ser para luego dar. 



La Nueva Era contiene 50 reflexiones del tenor de este breve escrito.



Ya tengo fecha de presentación y lugar. Será el 7 de abril en la Biblioteca Rivadavia, en Ballester.


Gral. Roca 3155, 1653 Villa Ballester, Buenos Aires

Ya daré mas detalles cuando vaya llegando la fecha.



Una vez más, agradezco a los amigos lectores, que con sus comentarios me ayudan a superarme cada día, como escritor y como persona.

Siempre digo que, si no reconozco mis errores, nunca podré evolucionar.

Gracias.


ALFREDO LEGNAZZI
Escritor - Periodista